sábado, 7 de febrero de 2009
miércoles, 4 de febrero de 2009
Israel bombardea otra vez la franja de Gaza
Afp, Reuters y Dpa
Tras el lanzamiento del cohete, el primer ministro Ehud Olmert afirmó que cualquier provocación de Hamas, incluso la más pequeña, llevará a la más severa de las respuestas hasta que los disparos cesen totalmente.
Los cancilleres de los países árabes expresaron su respaldo al gobierno de Mahmoud Abbas como el único y legítimo representante del pueblo palestino, en una reunión en Abu Dabi en que se analizaron fórmulas para consolidar la unidad árabe y acabar con la injerencia no árabe.
En La Haya, el fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, adelantó que se pronunciará sobre la existencia legal de un Estado palestino, paso previo para la apertura formal de una investigación sobre las acusaciones de los crímenes cometidos por Israel en Gaza.
Relatos de mi tierra
Hace algún tiempo cuando tenia un programa de radio platicaba mucho de los viajes que realizaba a la sierra o más bien a la huasteca hidalguense y pues cada vez es mas mágica mas intrigante en uno de esos viajes me llevaron a conocer un pueblo de la sierra de puebla el cual se llama Pahuatlan aparte de estar tan bonito lleno de paisajes donde se aprecia el monte que a lo lejos que se ve interminable pero el pueblo esta lleno de gente como si no hubiera pasado el tiempo por ahí y en las casas se ve que en muchos años siguen siendo las mismas de teja caminos empedrados y desgraciadamente marginado
Por eso mi recomendación es que cuando busquemos un lugar para pasar un buen fin de semana salgamos a las zonas rurales por que ellos necesitan de los pocos recursos que podamos hacer llegar al consumir ya sea comida o alguna artesanía o lo que sea pero son muy pocas las oportunidades en esas zonas tan olvidadas.
Pues la intención de esta publicación es hacer conciencia de que nuestra lucha no solo es por nosotros sino por los pueblo de México y nuestra gente que la pasa mal por falta de oportunidades para lograr un desarrollo y así tener mejor calidad de vida.
Al viajar a Pahuatlan al pasar por un camino empedrado rumbo al centro del pequeño pueblo vi una manta que decía “ aquí tenemos en venta el libro ANDARES relatos de mi tierra” escrito por Juan Manuel García Castillo pues me intrigue por que al estar ahí en esa parte de la sierra que a donde dirijas tu mirada es totalmente vegetación cascadas rios etc. pues me pregunte, que pudo haber plasmado en ese libro? Así que ya de regreso pase a conseguir el libro en donde curiosamente lo venden es una cocina económica donde hay dos señoras que ahí atienden de edad un poco avanzada pero pregunte por él y cual fue mi sorpresa que una de las señoras no escucha nada bien y la otra que si escucha me dijo lo traeré pero me percate que no ve eso me hizo pensar que estas personas deberían de ser apoyadas por el gobierno pues para eso pagamos impuestos pero en fin después de un buen rato de espera me lo trajo y me dijo que era el único que le quedaba yo exprese mi emoción por tener suerte pero lo mas grato de haber comprado el libro fue que su contenido desde mi punto de vista te traslada a esos lugares y te hace vivir aquello que solo las personas Mayores te cuentan. Por lo cual comparto con ustedes este cuento que se llama”Maria Critina “ me gustaría recibir sus comentario sobre este cuento al correo concientiza@gmail.com
Maria Cristina
Ese día su reloj biológico la despertó puntualmente. Se enderezo de su modesta cama de tablas y, en la penumbra, buscó con los pies sus huaraches de hule.
Mientras se calzaba, con la mano izquierda alcanzaba el vestido que por la noche había escogido y planchado, sintió en sus manos la tersura de su vieja falda de satín rojo. Su complemento era una blusa floreada de finos encajes tejidos a mano, que daban a mangas y cuello una apariencia de elegancia y sencillez.
Se vistió con diligencia. Pues de pies, se estiro para descolgar de un enorme clavo su inseparable delantal de cuadrille. Atò las puntas tras cuello y cintura y encamino pasos hacia la única puerta de su humilde vivienda.
Levando una maciza tranca de ocote, que al zafarse de la alcayata dejo escapar un rechinido de madera seca. Con pasos menudos se dirigió hacia la parte trasera de la casa para hacer sus necesidades.
Fajándose aun la falda, atravesó el pequeño patio y se enfilo rumbo a un atajadizo de lamina de cartón, donde donde una enorme batea de cedro aguarda a su dueña. Tomo una jícara que sumergió en la paila rebosante de agua ,sus manos sintieron la fresca caricia de mañana mojò su rostro para espantar restos de sueño.
Regreso al cuarto que hacia de recamara y cocina. Busco cerillos en las bolsas de su delantal, abrió la caja y encendió uno para prender su bombilla de petróleo. Una luz tenue ilumino la olla roja, tapada con una tabla rectangular amarillenta de tanto uso.
El traste de barro ,vasija reina de cocina pobre, guarda en su redonda panza maíz cocido a media lumbre. Revueltos con agua de cal puesto al fuego, los granos de hinchan y toman un color dorado hasta convertirse en el nixtamal que reposa en ese gran nixcomel.
En la penumbra, su cuerpo proyecta la silueta de una mujer frágil, sus manos morenas ahucadas como coladeras sacan y escurren los granos, luego deposita el nixtamal en una cubeta del numero 14 provista de agua ya enjuagado, lo traspasas a otro recipiente convertido en maquila copeteada, lista para el molino.
Entre ires y venires por patio y cocina, el cantar de gallos anuncia un pronto amanecer. A tientas Maria busca en una repisa un frasquito de vaselina liquida: Mientras con sus mano izquierda toma un par de listones rojos, con la derecha sostiene un despostillado posillo de peltre.
Se peina en el umbral de la puerta. Pasa una gran peineta roja entre su cabellera. Con parsimonia escarmena su negro pelo, aun oloroso al jabón perla con el que lavo la noche anterior. Entre peineta y peinazo, surgen dos diminutas trencitas que parecen agradecer al listón sus amarres del ralo tejido.
Allá al fondo, siguiendo el camino en línea recta, casa abajo, el pueblo de pahuatlan se despereza: el ronco sonido de un cuerno avisa a las amas de casa que ya son las cinco de la mañana, hora que inicia el servicio de molino de nixtamal.
Apresurada por la señal, Maria enreda una bolita de cabellos caídos y los oculta en un agujero en donde alguna vez estuvo colocado un clavo de ocho pulgadas.
A sus 54 años parece de 35. Diminuta y flaca con la piel oscura. Dueña de un carácter alegre y dicharachero, se gana la vida vendiendo antojitos regionales en las a fueras de la reina xochitl, una cantina donde los parroquianos disfrutan de la arribeño pulque, aguardiente serrano y aguardientes preparados con refino, frutas y hiervas del rumbo.
Entre platica y tragos se va despertando el apetito. Su existencia transcurre acompañada de platos enchiladas y gritos de salud.
Una vida envuelta con olores a fritanga, barullo, de tuétanos y albures acostumbrada a las insinuaciones, ella capotea piropos y elude habilidosa los requerimientos de sus clientes.
El quinto sol de mayo envía sus primeros guiños, tras la montaña, una mancha rojiza rasga suavemente la negrura celestial. A lo lejos, sobre la vega del río, pequeñas aves blancas se arremolinan ante el caserío y se resisten a despegar hacia las alturas. Es el humo de muchas fogatas que son atizadas al empezar las albores de cocina.
Las primaveras arrecian sus cantos en franca competencia, mientras una sinfonía de ladridos hacen segunda a las parvadas de pájaros negros que felices anuncian la llegada del nuevo día. Una alharaca cuyas agudas notas inundan el poblado. entre los matorrales que rodean la angosta vereda, se ve brillar una cubeta de aluminio.Dos morenas manos la sostienen. Sobre la reluciente cabeza brincan las cabezas. En la frente cuelgan 2 rebeldes mechones que no logran dominar ni el nejayote con limón.
Con la cubeta de nixtamal sobre su testa la mujer camina cuesta abajo. El peso y la pendiente hacen que su cuerpo avance recto y tenso. 20 metros al fondo se topa con la quijotesca figura de gallero carpintero. Don Luis hueso, conocido así por su extrema delgadez y rasposa forma de hablar, inicia su jornada amarrando sus gallos de pelea a la orilla del camino. Un saludo pícaro salpica la mañana. “Luis, buenos días.¿Cómo te amaneció?” .Atento el carpintero sin dejar de atar un americano giro, patas negras responde.”Aquí, con ganas de chambear, cundo se te ofrezca”. Maria entra al molino donde algunas cubetas y bateas ya hacen fila sobre e mostrador.
La molinera, haciendo gala de su oficio, desde endenates esta animada a platicar con clientes. Los temas van desde del caloron del día, la prolongada sequía, hasta el desfile y el guapango en la calle 5 de mayo, donde abra carreras de cintas, gallos y kermeses.
Mientras sale la maquila, la gente desaparece y al poco rato vuelve al molino con su pan recién horneado. Ya de regreso carga el nixtamal convertido en 3,4 bolas de masa tibia.
El “turismo” de las 6 de la mañana inicia su corrida única. Sobre un costado de la carrocería de lamina se lee su itinerario: Tulancingo-pahuatlan y anexas. Son grandes letras negras dibujadas sobre una raya blanca que destaca entre el verde tierno del viejo autobús.
Va bamboleando el servicio mientras ruedan sobre la calle 2 de abril. Los pasajeros tratan de recuperar el sueño y se arrellanan en unos asientos de piel color café. Arriba va la canastilla cubierta de aves, fruta y cajas de cartón. Sale del pueblo revotando la polvorienta calle.
Maria envuelve a su vivienda, se pierde entre la polvoreada levantada por el escape del viejo transporte y masculla entre dientes una fresca matinal, mientras ve caer el polvo sobre su pequeño envoltorio de pan.
Algunas mujeres riegan agua en la calle. Una buena costumbre que este día es casi obligatorio por el paso del desfile. Al golpear él liquido apenas alborota la tierra suelta para ser enseguida absorbido.
Antes de arribar a su casa se encuentra un perro negro, escaso de carnes igual que su dueña, el can regresa a casa después de una cuerda de varios días. La pesada maquila impide a Maria agarrar el rostro. Mira al animal y le suelta una retahíla de disparates de grueso calibre al sumiso can que, con la cola entre las patas, se tira al suelo. El tizón espera gestos de agresión o perdón de su ama.
Oooooh!!. Lo veras, llegando a la casa nos arreglamos, perro cabron, soltó la mujer al tiempo que reiniciaba su andar cuesta arriba. Tras ella el tizón camina con pasos desganados luego de casi una semana buscando amor de perras hocico y cuerpo muestran huellas de varias noches en brama. El rosario de reclamaciones siguió hasta llegar a casa.
“Jmmmm...pinche perro, ooooooh lo veras”.
Mientras Maria se introduce en su morada el can acerca su hocico al bebedero de piedra, ahí donde las gallinas esperan impacientes que su dueña les aviente nixtamal y les ponga agua que abrevar.
Al salir todavía reprocha: “tienes sed. Si, como vienes de trabajar...vienes cansado, ¿verdad?. Cuando la mujer vierte los restos de agua de una jícara, el animal de inmediato empieza a beber, chapaleando el agua con su lengua. Saciada su sed , el tizón se tira al piso y , al poco rato queda profundamente dormido. Originado en la cocina el palmoteo de 2 manos haciendo tortillas llega hasta el patio.
Abajo del pueblo, el ir y venir de sus habitantes semeja un tráfago de hormigas. Presurosos, hombre y mujeres inician sus actividades. El sonido del martillo en la vieja fragua es secundado por el rítmico cepillar de los carpinteros. La campana mayor de la parroquia irrumpe con 8 campanadas que dan la hora.
El tiempo bebe las horas. Como el pero el agua, presurosa Maria sale de la cocina. Carga una canasta cubierta con una servilleta donde revolotea un cupido panzón tejido con hilos de azul intenso. Son encajes que dan un toque bucólico a una canasta regozante de tortillas y gorditas rellenas de fríjol negro.
Antes de emprender el camino rumbo al pueblo avienta 2 grandes memelas al perro. Al escuchar el golpe el tizón se levanto estirando el pescuezo en busca del regalo. “oh lo veras, cabron” advierte mientras el can apura con avidez los grandes pedazos de tortilla. “Aquí me esperas”, suelta Maria a manera de despedida.
El desfile escolar de medio día sorprende a la mujer soplando su bracero con un aventador de palma . Arriba, el anafre sostiene un comal de hojalata donde se doran en manteca unos molotitos rellenos de longaniza, Es la vendimia de un día grande. A las 4 de la tarde, Maria empieza a recoger su puesto en medio del ambiente festivo del 5 de mayo. La buena venta y algunas cervezas la han puesto eufórica.
Tras guardar bolsas de carbón, bracero, comal, y otros enceres en un rincón de la cantina, recoge dos bancas de maneras rusticas y las coloca patas arriba sobre su mesa. Por ultimo, barre el pequeño espacio que ocupa su puesto y coloca la escoba tras la puerta. Termina su labor, se dice para sí.“Ora si, , amonos para el 5” .
Desde la bocacalle, en su parte mas alta, se domina la panorámica de la avenida, y ya tapizada de tiracalles tricolores. La algarabía se siente al ir bajando por los corredores, donde abundan puestos de antojitos. . Los carrizos clavados y adornados con papel crepe obligan a caminar a media calle.
Después de que la vilcatada se divierte con el palo encebado, vienen las carreras de cintas y las peleas de gallos. A través de un sonido razón se anuncia pronto comenzara el huapango.
Mientras algunos hombres y mujeres hacen a un lado sillas y mesas para abrir espacio, otros riegan agua para matar el polvo
Los músicos ya están trepados sobre una gran mesa recargada en la pared. Alguien les arrima tres sillas, en tanto otra gente coloca tiras de alambre donde cuelgan algunos focos para medio alumbrar la fiesta.
Euforia, bochorno, polvo, risas y cerveza son los ingredientes que le dan sabor a este fandango.
Los músicos, presumiendo de sus oficio, hacen como que afina sus instrumentos, acaparando la atención de la gente lista para romper el baile. Para los hupangueros no hay sonido, solo dos potentes lámparas de gasolina lanzan una luz verdosa sobre los costados de la masa que encumbra al trío.
Previo intercambio de miradas, lenguaje de músicos, toma haciendo el violinista, recarga ola barba sobre el pequeño instrumento, da tres, cuatros pasadas de brea sobre el arco de “ cola de caballo” y, sin mas se arrancan con su pieza de introducción: “el pahuatlan”.
El espacio recién regado es invadido por parejas de hombres y mujeres que salen de entre los cientos de mirones. Los taconeo y despues de inmediato levantan grandes nubes de polvo que se ve lo mismo de Téllez Vaquier que desde catalanas. Él la fiesta huasteca que convoca a hombres mujeres y niños de todas las edades
Cuando el huapango esta en su punto, resbala el sudor en rostro y espalda de los bailadores, corre de mano en mano la cerveza entre pieza de música y descanso. A las once de la noche los bailadores piden e son de la guerra. Un “ Cuadro” lleno de cerveza bien frias convence de inmediato a los trovadores.
Una larga fila de dos den fondo, muestra a hombres y mujeres dispuestos a marchar. Las hembras se han colocado en la cabeza sombrero de sus parejas.
Avanzada la noche los músicos levantan él animo al zon de los panaderos , cullas coplas regocijan alos protagonistas del fandago .
Pasan las horas y el baile va perdiendo publico. Gana el cansancio, surge bostezos, irrumpen sueños. Los niños quieren irse a casa. Las muchachas hacen oídos sordos a las voces de sus madres. Los espectadores poco a poco se retiran. las parejas de bailadores se hance menos .
Son las tres de la mañana, las lámparas de gasolina proyectan una luz mortecina. El encargado de inyectarles gasolina se ha contagiado dela embriagues colectiva.
Soñolientos y borrachos, los músicos tocan las notas del el llorar, un son que es casi la despedida. De mas de cien parejas apenas una docena resiste este maratón huateco . La ebriedad poco a poco gana la batalla.
Maria baila como si esta fuera su ultima vez. Entre taconeo, despunte y cerveza, le escurre el sudor por su cuerpo moreno. Baila con él quien se le ponga enfrente.
A las primeras cervezas, los bailadores optan por alejarse hasta algún lugar oscuro del callejón para satisfacer su necesidad de orinar. Ya de madrugada, no hay buenos modales y escrúpulos. Quien tiene ganas, simplemente da la espalda desabotona su bragueta y suelta el chorro. Incluso las mujeres apenas hacen “casita” entre ellas.
Entre la penumbra, mienstras sopla un aire caliente se estimula el libido de algunas miradas abotagadas por el alcohol. Una docena de ojos observan que, pese a su edad y delgadez, Maria es una mujer sensual, sin compromisos a y además esta borracha.
Feliz, deja que sus parejas tallen el cuerpo con el de ella permite que le aprieten hombros y cintura. Insinuaciones sexuales dichas al oído y expresiones con doble sentido acicatean la calentura de quienes permanecen junto a ella
“!Bueno, cabezones ¡ “ esto se acabo. me voy a trabajar”, dijo al tiempo en que los músicos se bajaban de la mesa que hizo de podio y cerveza en manos se integran a la bohemia. Con los mismo instrumentos otros trovadores espontáneos sacan lo mejore de su repertorio, tratando de captar la atención de un publico escaso.
La noche oscura, con esa negrura que precede al amanecer, se siente silenciosa y expectante. Solitarios, veredas y callejones del pueblo atestiguan el paso de perros y otros animales nocturnos.
Sin despedirse de sus ocasionales compañeros de juerga, Maria diviso el atajo hacia su casa y enfilo tambaléate por la empinada cuesta del calvario. Apenas había caminado 50 metros y la oscuridad extendió un manto tenebroso. Solo se escuchaban sus pasos.
Levando el rostro y sé top0o con una enorme cruz recién pintada de azul. Un ancho listón blanco pende de la dos braza del sagrado símbolo y en el centro luce dos flores blancas. Levanto la mano derecha para persinarce. Grotescamente paso sus dedo índice y su pulgar por su barba, hombros y pecho procedió subiendo por el calvario.
“!Apúrale, mujer te estamos esperando ¡” vamonos juntos te pasamos a dejar a tu casa, dijo una voz en la penumbra. Cuatro sombreros dejan ver su blancura. Descubiertas, dos cabezas mas estaba ahí. “!Que dejar ni que nada. Ya sé muy bien el camino ¡”, contesto mientras terminaba de subir la cuesta llegando a la curca de la carretera, donde deslumbro a los desconocidos que la acechaban.
Otra voz, y en tono casi paternal le insistió. “! Te vamos a llevar a tu casa. Ya estas tomadita y algo te puede pasar¡” tomándola con fuerza de la cintura “ah eres tú “ pero si tu no vives por ahí contesto ella mientras trataba de zafarse de sus manos. “Por eso”, contesto el de la voz. “ Vamos, te voy a dejar a tu casa”.
Maria correspondió el abrazo y se fueron caminando hacia el puente viejo donde una angosta vereda asciende hasta el camino real.
Una enorme higuera proyecta sus siluetas extendiendo sus enormes ramas como brazos abiertos en señal de piedad. El atajo hacia el sitio conocido como el xalamal es un zanjon machacado por el paso de personas y acémilas.
A la mitad del camino, cuando pisaba una pequeña planicie donde cae la hojarasca del enorme árbol, sintió como una mano le apretaba la cintura con tal fuerza que casi la levanta, luego un agresivo manosea le recorrió el cuerpo. De pronto, una linterna de pilas rasga la oscuridad y alguien grito de inmediato: “ apaga la lámpara chingao”.
La mujer intento zafarse del brazo que lastimaba su cintura. “Suéltame, hijo de puta. Suéltame desgraciado” , decía desesperada, al tiempo que en desigual forcejeo cayo al suelo junto con el desconocido. Sintió sobre ella un cuerpo pesado y unas manos que la inmovilizaron.
Manoseando, a gritos pidió auxilio. Un ladrar de perros fue la única respuesta a su infortunio. Nadie hizo caso, pensando que era un escándalo de borrachos.
¡Quieta¡ ¡quieta¡ vas a ver que te va a gustar “ expreso el atacador.
Su victima apenas se defendía con arañazos y maldiciones. En su desesperación rasgo la bolsa de una camisa, de sonde salió volando un lapicero esterbrook , punto fino . La pluma cayo a los pies de los chacales que, inquietos aprecensiaban la brutal violación sexual de la mujer.
“El que sigue ¡ dijo uno, subiéndose la bragueta y fajándose el cinturón. Su voz fue la orden para que todos se arrojaran como chacales. Maria se quejaba inmovilizado de pies y manos su cuerpo parecía vilo.
Sus quejidos lastimeros se mezclaban con el jadear y los sordos pisoteo de los violadores. La presión para abrir sus piernas fue brutal que no escucharon como se quebraban sus caderas. Maria se quejaba y sus atacantes mas se enardecían. uno de ellos sintió como su fuerza desprendió el brazo del omoplato. “ Hasta pinches huesitos le están tronando “ pensó.
Terminaba uno y empezaban otro. Paso el tiempo y al poco rato un temblor recorrió el frágil cuerpo de la mujer. Sudaba un frió de muerte. Abría la boca buscando aire. Bosqueaba Maria . “¡Falto yo ¡” rugió otra voz aguardentosa . Al penetrar sintió que su victima ya no se movía. Saco su linterna de pilas y con un sadismo infinito la introdujo en la vagina de la mujer . Se escucho un débil gemido, como estertor de muerte. Al soltarla, sintieron que brazos y piernas se había “ chispado “.
Como cerdos después de un banquete de mierda ( con perdón de los cerdos), sin decir palabra en parejas, los violadores tomaron rumbos distintos. La oscuridad les facilito su cómplice manto para huir sin ser vistos. Escurriditos, como silenciosas serpientes, se arrastraron en la penumbra.
Los luceros salpicaban de baba, dejaron de brillar. El cálido viento de
De mayo se volvió un aire frió. La madrugada apestaba a muerte. El olor a estiércol percudió para siempre la existencia de quienes fueron.
Arriba el tizón aullaba, sentado sobre sus piernas traseras esperaba a su ama. Las gallinas erizaron su plumaje cuando vieron volar a Maria rumbo al “cielito lindo “ iba con sus moños rojos y sus huarachitos..
Sobre su cabeza cargaba su inseparable cubeta de, llena de nixtamal, tapada con una servilleta bordada con un cupido azul y un corazón sangrante.
+
lunes, 2 de febrero de 2009
Maya subterráneo
Datos VITALES antes de: visitar, vivir, construir, desarrollar o pensar en dirigir cualquier comunidad en estas tierras
http://mx.youtube.com/watch?v=L3Tep6PW2Qo