Para muchos, la principal función del Estado es generar el bienestar común y mantener la paz social. Pero de la misma manera que busca asegurar la protección de la persona en su vida pública y privada, lo obliga a formar parte de una estructura normativa, lo que implicaría privarlo de algunas libertades.
El Estado, como institución social, se define basado en dos importantes teorías que tratan de explicar la función de este organismo: el ‘liberalismo moderno’ lo considera como un árbitro necesario para mantener las reglas de convivencia social armónica, mientras que el ‘marxismo’ sostiene que el Estado es un instrumento de la clase social dominante que ejerce el poder para explotar al proletariado en beneficio propio. Sin embargo, a pesar de la diferencia de conceptos, ambas representan un trabajo en conjunto que busca el ordenado funcionamiento del Estado.
El poder que ejerce el Estado sobre la sociedad, representa la fuerza suprema en la que confluyen diversas áreas de la estructura, desde lo social, político, económico y gubernamental.
Se debe abordar la importancia que representa poseer un tipo de gobierno democrático que debe funcionar de manera independiente, alejado de instituciones privadas que busquen beneficio propio y no colectivo y recalca la idea de que no debe haber competencia entre la federación y los estados ya que los actores institucionales, sociales y el sistema político deben actuar de manera conjunta, de tal manera que se encuentran obligados a colaborar para mantener el orden social y económico representado en el espacio público.